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  • Por Gustavo Collados

La importancia de la experiencia perceptual de los visitantes de zoológicos y acuarios


La fuerza oculta de la percepción

Los seres humanos nos desenvolvemos en un universo perceptual; aquel que nuestros sentidos, por definición sesgados, nos permiten entender. El paisaje que nos rodea está entregando permanentemente información, que es recibida y analizada conscientemente por nuestro cerebro. Si bien la cultura actual asume que nos focalizamos principalmente en lo visual, los otros sentidos siguen influyendo significativamente en nuestra percepción, aunque en forma subyacente.

Muchas veces, el diseño de zoológicos y acuarios subestima la importancia de lo perceptual, en especial la forma en que el paisaje es percibido por los visitantes. Queremos que nuestro público experimente a los animales de una forma respetuosa y que se sientan inspirados a conservarlos. Estas experiencias pueden ser preciosas si se trabajan los detalles para lograrlas. ¡Los detalles son vitales para facilitar esta conexión! El diseño debe ser tal, que permita garantizar estándares de excelencia para el bienestar animal, y a la vez permitir que el visitante, mediante una experiencia emocionante, pueda entender cómo viven los animales en la naturaleza.

El diseño naturalístico

El diseño naturalístico de exhibidores de animales, pone un énfasis en la credibilidad que ofrecen los paisajes creados. ¿Por qué este enorme esfuerzo, es muchas veces mal entendido por la comunidad de zoos y acuarios? Esta filosofía de diseño se desarrolló a fines de la década de los 70’s con la introducción del concepto de inmersión en el paisaje , por Jones, Paulson, Coe y Hanckoks para el plan maestro de Woodland Park Zoo, en Seattle. Este equipo rescató por una parte el trabajo de Carl Hagenbeck para su Tierpark en Hamburgo a principios de 1900, quien representó en su zoo simulaciones de paisajes naturales, incluso integrando elementos de pueblos originarios. Por otra parte, lograron capitalizar los nuevos conocimientos y preocupación por la ecología, la idea de que los animales son parte integrante de los ecosistemas, y la aparición de una mayor conciencia sobre crisis medio ambiental que significa la devastación de los ecosistemas por las actividades humanas.

La combinación de estas dos ideas, una de diseño que replica a la naturaleza, y la otra de que los animales son un elemento inseparable de los ecosistemas, llevó a acuñar el concepto de inmersión en el paisaje, en el que los visitantes penetran dentro de una ambiente perceptualmente natural, para tener encuentros no sólo con animales silvestres sino que con el resto de los componentes de los ecosistemas en que éstos habitan.

El mensaje tácito que transmite el diseño naturalístico

El mensaje subyacente (sí, hay un mensaje conscientemente planificado, aunque tácito, que respalda esta filosofía de diseño) es que si presenciamos a los animales en simulaciones de sus ambientes naturales, tácitamente estamos entendiendo que ellos son parte indisoluble de un sistema (ecosistema), por lo que debemos centrar los esfuerzos de conservación en el todo, y no tan sólo en las partes.

Tenemos que entender que para nuestros visitantes, todo lo que perciben se transforma en un mensaje, aunque no esté escrito en un cartel.

Para la creación de este mensaje, es vital que el zoológico o acuario defina cuáles son las ideas que desea transmitir en relación al cuidado de la biodiverisidad (ej: ¿queremos explicar los conflictos que se generan entre los ganaderos y los depredadores, o que nuestros visitantes sepan qué medidas pueden tomar para disminuir su impacto negativo al ser más responsables sobre los productos que consumen?). Para que este mensaje quede plasmado en el diseño, es necesario que el departamento de educación sea una parte activa en el proceso tanto de crear un plan maestro para diseñar un nuevo zoológico o de remodelar uno ya existente (en mi experiencia, lamentablemente han sido muy pocas las ocasiones en que el área educativa se suma a la mesa de trabajo, a pesar que es una solicitud explícita en nuestra metodología de trabajo). El departamento de educación es vital para impregnar de contenido el diseño de un zoológico o acuario.

Debemos pensar en cómo los visitantes procesan y perciben su experiencia durante la visita. Si nos limitamos a usar materiales que asociamos a infraestructura antropogénica, dañamos parte del mensaje que intentamos transmitir. Si se decide que debe haber una fuerte presencia de elementos antrópicos, ello debe tener una razón que apoye un mensaje educativo.

Aunque en un noble esfuerzo por generar sombra para un exhibidor de suricatas, este es un ejemplo del dominio del paisaje por estructuras claramente construidas por el hombre. Lo recomendable es utilizar sólo elementos que se encuentran en el hábitat natural de los animales, como troncos, formaciones topográficas y vegetación viva (por cierto protegiéndola de los animales cuando es necesario), generando una escena creíble.

Cuando el diseño naturalístico es mal entendido

Muchos dirán que el problema es que es muy caro diseñar y construir un exhibidor naturalístico de buena calidad, con suficiente espacio para los animales, y que sea creíble perceptualmente.

Tal vez el primer gran malentendido se relaciona con el uso y abuso de rocas artificiales.

Algunos zoológicos han caído en la tentación de construir enormes masas de roca que enfatizan lo artificial del paisaje creado al no ser creíbles. Es necesario equilibrar el uso de vegetación, topografía, y sólo cuando es necesario, utilizar cuidadosamente una dosis controlada de roca artificial.

En la realidad, son pocas las escenas de hábitats naturales con una profusión de formaciones rocosas de gran magnitud…y pocas veces alojan una diversidad biológica importante. Difícilmente son muestras representativas de los hábitats de la mayoría de las especies exhibidas en zoológicos.

El problema con el abuso en el uso de rocas artificiales en exhibidores de zoológicos no es sólo el costo exorbitante que puede alcanzar (entre US$200 y US$400 el metro cuadrado según la calidad). El problema aún más grave es que el resultado final, el paisaje logrado, es poco creíble.

Cuando exhibimos animales en paisajes poco creíbles, estamos dejando muy claro, sin ninguna duda, que estos animales están en un espacio creado por el hombre.

Si sumamos las aberraciones que tan comúnmente se cometen al diseñar y construir estas rocas artificiales, la imagen de artificialidad y de ambiente construido empeora aún más. Entre estas atrocidades estéticas, las más comunes son las puertas obviamente visibles de acceso a las áreas de manejo, con formas rectangulares perfectamente excavadas en la roca; las cornizas imposibles para generar sombra y proteger de la lluvia (que son necesarias pero deben diseñarse en forma geológicamente correcta); la altura uniforme que acusa una altura mínima que sirve como barrera; y otras tantas situaciones poco naturales que arruinan cualquier posibilidad de recrear correctamente un paisaje natural.

Este es un enorme esfuerzo e inversión para construir una formación rocosa visualmente correcta, pero la puerta del animal es perfectamente rectangular, y obviamente un elemento construido, lo que rompe cualquier posibilidad de olvidar que el animal está en un zoológico. Por otra parte, la roca domina la totalidad de esta escena. Y por último, el color de la roca no permite apreciar el maravilloso pelaje del animal debido a su tono similar.

Cuando el diseño naturalístico es resuelto con éxito

Suspended disbelief, que se traduce como “suspensión de la incredulidad”, es un concepto que se refiere a la voluntad del espectador de aceptar como ciertas las premisas sobre las cuales se basa una ficción, aunque sean fantásticas o imposibles. Originalmente acuñado por Samuel Taylor Coleridge en 1817, ha sido usado especialmente en literatura y cine, y aplica especialmente bien para nuestro caso.

Si logramos crear un paisaje creíble, que transmite las principales características perceptuales de un hábitat natural, podremos lograr la suspensión de la incredulidad, al menos por un momento, transportar a los visitantes para que tengan un encuentro con animales silvestres en la naturaleza.

"Tan importante como el tema de la exhibición de los animales, es el objetivo de envolver al visitante en el mismo ambiente biótico de dicha exhibición. De este modo, el visitante primero tomará conciencia de las formaciones vegetales, la topografía y el agua, cuando sea apropiado, y luego será arrastrado de una exhibición a otra, a través de los cambios graduales que naturalmente separan un hábitat del siguiente. Dentro de este contexto, sin la obstrucción de barreras visibles, el visitante descubrirá animales que parecen estar libres. Las barreras, aunque presentes, han sido cuidadosamente diseñadas como características naturales de las exhibiciones. El uso de la vegetación y las formas del terreno como pantallas visuales, de barreras escondidas en depresiones del terreno, y cuerpos de agua apropiados a la exhibición serán responsables de crear la ilusión de libertad, pero protegiendo al visitante de los animales, e igualmente importante, a los animales de los visitantes. Exhibiciones sin relación entre sí, y vistas distractivas de otras personas y objetos artificiales, han sido minimizadas, para lograr entregar una experiencia visual que simule, tan bien como sea posible, un ambiente en donde los humanos somos los intrusos” (Jones et al, 1976).

No podemos justificar el cautiverio de animales en zoológicos si los exhibimos en espacios que no sean representativos de sus hábitats y que no cumplan con estándares de bienestar animal. Si logramos crear paisajes naturales que correspondan con los hábitat naturales de los animales, podremos transmitir un mensaje efectivamente congruente. Un beneficio adicional, es la aparición de patrones de comportamiento natural en los animales.

Un ejemplo sencillo pero bien resuelto, en el que domina la vegetación, y permite creer por un momento que los animales están en su hábitat natural. El único elemento que revela que estamos en un zoológico es el barandal del visitante. Las barreras del animal desaparecen totalmente.

Los desafíos

Un desafío importante en el diseño de zoológicos, acuarios y sus exhibidores, es considerar suficiente flexibilidad para que las instalaciones se mantengan vigentes y a su vez se puedan actualizar fácilmente. Para lograrlo, lo fundamental no es una alta inversión, sino la capacidad de mirar hacia el futuro, planificando para dejar siempre abiertas las posibilidades. Es así como un buen exhibidor debería ser fácilmente ampliable y transformable. El espacio dejado entre un exhibidor y otro normalmente rellenado con vegetación para generar pantallas visuales) es clave para tener espacio de crecimiento. A su vez, los caminos de servicios internos exclusivos, permiten transformaciones con mayor facilidad.

Adicionalmente, tenemos que buscar formas en que la experiencia de la visita se vuelva más personalizada, más íntima. Queremos crear estos vínculos de compromiso con la naturaleza, pero éstos no se crean fácilmente cuando estamos en masa, sino en experiencias similares a cuando estamos en una parque nacional y otro tipo de aéreas silvestres. El diseño puede ayudar al influenciar los patrones de movimiento y distribución de los visitantes, de forma de dispersarlos por senderos secundarios y terciarios.

Necesitamos a los zoológicos y acuarios para mantener a las personas conectadas con la naturaleza, especialmente a los habitantes de las grandes urbes. La calidad de esa conexión depende en parte de cómo planeamos la experiencia perceptual de la visita, y es aquí donde es imprescindible un diseño perfectamente integrado con el mensaje educativo que deseamos transmitir. ¡Bienvenidos sean los departamentos educativos a esta discusión!

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