Los zoológicos y acuarios tienen mucho que ofrecer. Por ello en ALPZA, creemos que donde hayan problemas, es importante considerar si la mejor estrategia es invertir en mejorar las condiciones para los animales, las personas que los cuidan y los visitan, en lugar de cerrar.
Fotografía de Brent Stirton - Los espacios seguros en la naturaleza para los animales son limitados, necesitamos a los zoológicos y acuarios. Uno de los últimos rinocerontes blancos del Norte intensamente protegido por una patrulla anti-cazadores furtivos en la reserva natural Ol Pejeta en Kenia.
¿Porqué creemos que invertir en mejoras puede ser una mejor opción que cerrar un zoológico de ciudad?
Los habitantes de las ciudades necesitan un lugar que les permita conectar con la naturaleza y sepan sobre la necesidad de protegerla. Son justamente estas personas y sus formas de consumir (particularmente en las grandes ciudades) quienes tiene más poder para proteger la biodiversidad del planeta. Si perdemos un zoológico, perdemos la posibilidad de conectar a las personas con los animales, la posibilidad de concientizar e influenciar cambios en la comunidad.
Por otro lado, antes de cerrar un zoológico que depende financieramente del ingreso de los visitantes, se debe garantizar que habrán formas de financiar los cuidados que requieren los animales (nutrición, atención veterinaria, cuidadores, enriquecimiento ambiental, entre tantos otros). Si un zoológico cierra, los animales pueden pasar años antes de ser re-ubicados.
¿Qué pasa con los animales cuando un zoológico cierra?
Pues bien, necesitan un nuevo hogar. Encontrar un nuevo lugar para los animales sumamente engorroso y complejo. En muchos casos los costos de transferir animales, las restricciones sanitarias de distintos países, o la ausencia de permisos legales de animales que originalmente fueron confiscados del tráfico ilegal, hacen que el traslado de los animales sea una tarea poco viable o en ocasiones imposible. En ese contexto muchos animales no pueden salir del país en el que se encuentran. Los zoológicos lidian frecuentemente con estas dificultades. Si bien es posible trasladar a un par de animales, zoológicos como el de Buenos Aires tienen más de 1500 animales, y difícilmente todos podrían ser re-ubicados.
Por otro lado muchos animales de edad avanzada no están en condiciones para ser anestesiados para los exámenes de chequeo que solicitan las autoridades sanitarias del país que recibe a los animales y en ocasiones estos exámenes deben repetirse (ej: Un animal debe ser negativo a un patógeno en dos exámenes separados por dos años).
¿"Santuarios": una mejor opción que los zoológicos y acuarios?
Por mucho que nos guste la palabra “santuario”, los santuarios de fauna silvestre en Latinoamérica son en general iniciativas que tienen grandes dificultades por mantenerse financieramente. Pocos tienen experticia técnica e infraestructura, y aquéllos que cuentan con ellas en general tienen capacidades para trabajar con solamente un número limitado de animales y especies que en la mayoría de los casos corresponden a fauna nativa y no exótica. Es inviable pensar que en Argentina o incluso los países adjacentes haya un número de santuarios que puedan recibir por ejemplo a todos los animales del Zoológico de Buenos Aires. En pocas palabras, a pesar de las buenas intenciones que puedan tener los santuarios, no suelen tener la capacidad para cuidar de todos los animales de un zoológico. No hay posibilidades de que hoy en Latinoamérica los santuarios estén en condiciones de albergar rinocerontes, osos, elefantes, hipopótamos, entre otras especies de gran tamaño, que requieren condiciones determinadas para sus cuidados.
¿Pero hay muchos santuarios en otros lugares fuera Latinoamérica?
Una breve visita al sudeste asiático nos dejaría más que impresionados, el nivel de tráfico ilegal de fauna y la destrucción de hábitats ha causado la creación de cientos de “santuarios” donde ya no hay más espacio para recibir animales. Este escenario se repite en mayor o menor intensidad en distintas zonas del mundo. Siendo casos muy puntuales y aislados en los que los santuarios cuentas con condiciones para recibir animales desde los zoológicos.
¿Podemos re-insertar a los animales en reservas naturales o su hábitat? La mayoría de nosotros vivimos en ciudades y esto genera una inevitable desconexión con la naturaleza. Nos olvidamos que los hábitats de las especies en continentes como África y Asia están desapareciendo. Hoy existen reconocidos parques naturales en África que incluso deben sacrificar animales como elefantes porque los parques, rodeados ya de áreas rurales, no soportan un mayor número de animales sin que hayan daños al ecosistema o surjan conflictos con las comunidades locales. Las distintas organizaciones que trabajan en el cuidado de estos ecosistemas enfrentan desafíos y responsabilidades enormes, en ese contexto es imposible que puedan atender las necesidades de animales trasladados desde zoológicos. Incluso en algunas áreas silvestres los animales están tan monitoreados o resguardados como en zoológicos. Es decir incluso en la naturaleza los espacios seguros para los animales son limitados. Un claro ejemplo son los rinocerontes que para sobrevivir a la caza furtiva necesitan de brigadas de patrullaje o son mantenidos en parques cercados. Ni consideremos cuántos parques han optado por cortar los cuernos de sus rinocerontes para evitar que sean cazados. Lamentablemente para un número de especies, las fuerzas que están causando su extinción no están controladas en la naturaleza, en esos casos los programas de reproducción son vitales (al menos 25 especies se extinguieron en la naturaleza y pudieron ser re-introducidas gracias a los zoológicos).
¿¡Pero los animales de los zoológicos deben estar libres en la naturaleza!?
Si realmente hay interés por considerar cuáles son las mejores opciones para los animales de los zoológicos, es importante reconocer las dificultades que representa la re-introducción de especies que han sido mantenidas bajo cuidados humanos. Las probabilidades de que estos animales sobrevivan una vez en la naturaleza son muy bajas. Adicionalmente, debemos garantizar que los animales que se liberen sean evaluados de forma que no afecten a las poblaciones silvestres en temas como genética o salud.
En ALPZA creemos que existen los malos zoos y no nos gustan
Por supuesto. Reconocemos que hay zoológicos en los que los animales no están bien cuidados y en donde no hay un compromiso genuino con la conservación de la biodiversidad. Hay que hacer todo lo posible por que mejoren, sobretodo en estos dos aspectos. Si realmente se realiza un cierre, se hace necesario considerar las implicancias para el bienestar de los animales, cómo se llevará a cabo el proceso y qué pasará con ellos.
¿Ha cerrado definitivamente el Zoológico de Buenos Aires?
El Zoológico pasó de una administración concesionada por 15 años, a volver a ser administrado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Este cierre parece ser temporal y se mantendría durante el período de transición administrativa, proceso en el que se ha considerado implementar mejorar en la institución. Ello aparentemente iría acompañado de un cambio pasando de "zoológico" a "ecoparque". Si esto significa que los animales, las personas que los cuidan y los visitantes estarán mejor, es bienvenido y celebrado. Si no es posible re-ubicar a todos los animales, en esencia seguirá siendo un zoológico.
¡Los zoológicos y acuarios latinoamericanos son necesarios!
A nivel global, los zoológicos y acuarios reciben más de 700 millones de visitantes anuales y ese número va en aumento. Los 45 zoológicos y acuarios miembros de ALPZA son visitados por 22 millones de personas al año. Nuestros miembros tienen valiosos programas de conservación tanto ex-situ como in-situ. En Brasil nuestros miembros reproducen especies en peligro o incluso extintas en la naturaleza (Guacamayo azul de Lear, guacamayo azul de Lear y paujil de Algoas). En Chile, zoológicos trabajan con especies tan amenazadas como el Zorro de Darwin o desarrollan técnicas de reproducción útiles para el futuro de especies de anfibios endémicos y amenazados. En Argentina hay instituciones que trabajan fuertemente en el rescate y rehabilitación de fauna marina y terrestre. O si hablamos del rol en educación, por ejemplo en Colombia nuestros miembros tienen programas que impactan directamente a sus comunidades (ej: Programa de Buenas Prácticas Agrícolas o Programa de reproducción de orquídeas para evitar que sean extraídas de la naturaleza), también se enfocan al desarrollo de las competencias científicas y ciudadanas siguiendo los estándares que provee el sistema educacional de ese país.
Los zoológicos y acuarios de ALPZA son un mundo de herramientas que debemos valorar y que permiten a los visitantes una oportunidad legitima de conectar, empatizar y querer a los animales. Ellos atienden cada vez más temas que la sociedad exige (conservación de especies, educación ambiental, atención a fauna silvestre herida, cuidados a animales confiscados del tráfico ilegal, entre otros). ¡Por supuesto que los necesitamos! Muchas de ellos están en las grandes ciudades o algunos de ellos incluso están inmersos en zonas de conflicto directo entre personas y la vida silvestre. En ambos lugares median oportunidades para proteger la biodiversidad.
El daño que hemos causado al planeta, sus ecosistemas y especies implican que ahora tenemos que tener un grado de intervención mayor para mitigarlo. Justamente los zoológicos y acuarios han desarrollado esta experticia en la conservación de especies particularmente desde un enfoque ex situ (es decir, protegiéndolas fuera del hábitat original de la especie).
Vemos hoy como los parques naturales son cada vez más manejados como zoológicos en sentido de la intensidad con la que cuidan de los animales. En este proceso los zoológicos y acuarios se ya se están haciendo más relevantes por lo que sus experticias y participación son solicitadas. La propuesta es que los zoológicos y acuarios no deben cerrar, tiene mucho que ofrecer por lo cual donde hay debilidades, se debe mejorar y buscar ser cada vez ser más útiles para nuestra biodiversidad y sociedad.