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  • Por Carlos R. Sánchez, DVM

La medicina de animales de zoológicos y acuarios en América Latina: ¿Dónde se encuentra y hacia dónd


¿Qué es un veterinario de zoológico o acuario?

Con propósito de esta charla (blog) definiremos al veterinario de zoológico o acuario como el veterinario que lleva a cabo procedimientos médicos en animales exóticos (o silvestres, o salvajes) en cautiverio. En este caso esta definición abarca colegas que trabajan en zoológicos, acuarios, centros de rescates, centros de decomiso, centros de rehabilitación y santuarios, pero no a los veterinarios que exclusivamente trabajan con animales silvestres “In situ”.

La problemática: lo que sucede en otras latitudes y en América Latina

Basta con hojear una revista científica indexada donde se reportan casos clínicos en animales de zoológico para reconocer los avances que la medicina en animales de zoológicos ha alcanzado en algunos países. Este desarrollo va de la mano de los avances en la medicina (en humanos) y la medicina veterinaria en general. Este progreso es mucho más notorio en países como los Estados Unidos de Norteamérica y algunos en Europa y Oceanía. En cambio, en muchos otros países este avance se ha dado de manera muy lenta o simplemente no existe. Cuando hablamos de América Latina es imposible generalizar; es una región enorme con una diversidad muy grande de culturas, economías, sociedades y realidades geopolíticas. Pero en términos generales es posible decir que en mayor o menor grado la medicina veterinaria de zoológicos en nuestra región no ha avanzado al ritmo que debería, y en muchos de nuestros países se ha estancado desde hace ya varios años.

La gran pregunta es ¿por qué sucedió y sigue sucediendo esto? No pretendo encontrar la(s) respuesta(s) en este texto; seguramente la respuesta es muy compleja y tiene muchas aristas; pero el objetivo de esta nota es que empecemos a conversar acerca de esta realidad y nos hagamos preguntas, algunas de ellas difíciles en cuanto a esta situación. Solamente entendiendo el porqué de este estancamiento, podremos identificar las estrategias para lograr que la medicina de zoológicos en nuestra región alcance un mejor nivel.

De sobra sabemos que no es capacidad individual; la región tiene mentes brillantes en muchas áreas y la medicina de zoológicos no es la excepción. Tampoco es falta de pasión; el entusiasmo, la energía, las ganas y el deseo de mejorar están presentes en cada participante de cursos y congresos en el que he tenido la fortuna de participar. ¿Es esto solamente debido a la diferente situación económica de América Latina cuando se compara con los vecinos del Norte y Europa? Yo, personalmente no lo creo. Entonces ¿qué pasa? ¿Dónde terminan los jóvenes veterinarios que salen de la carrera con deseos de ser excelentes veterinarios de zoológico? ¿Dónde se trunca el camino? ¿Por qué, en muchos casos no pueden desarrollarse como ellos quisieran? ¿Por qué no pueden encontrar un puesto de trabajo que les permita el desarrollo personal? ¿Por qué no se refleja el nivel en presentaciones científicas o publicaciones indexadas? Entendiendo que este debate da para mucho, trataremos de analizar algunos de los puntos que pudieran estar influenciando en esta problemática.

El sistema educativo y el efecto “Animal Planet”

En los últimos 10-15 años hay habido un incremento exponencial en el número de escuelas de veterinaria en América Latina. Por ejemplo, en México para una población de 112 millones de personas hay un número mucho más elevado de escuelas y facultades de veterinaria que en los Estados Unidos que cuenta con una población de más del doble de personas (318 millones) y en donde hay solamente 30 escuelas de veterinaria. Esto, sin lugar a dudas causa un superávit de veterinarios; aunado a esto hay que tomar en cuenta que gracias a lo que yo denomino el efecto “Animal Planet” en los últimos 15 años muchos de los chicos que quieren estudiar o están estudiando veterinaria quieren ser veterinarios de “animales salvajes”. Aunque más recientemente este interés se está enfocando en ramas “in-situ” como veterinario de campo o terreno, la ecología de enfermedades, la epidemiologia, y la medicina de la conservación aún persiste un amplio interés por ser clínico de zoológicos o de animales silvestres en cautiverio. El que haya un exceso de veterinarios con interés en un área, puede crear una competencia sana por prepararse mejor, tratar de diferenciarse del resto y desarrollarse profesionalmente de mejor manera; pero también se crean problemáticas con esta situación.

Educación continua, especialización y la falta de estandarización de criterios

Como consecuencia del exceso de veterinarios con interés en medicina de animales silvestres en América Latina se ha creado un nicho para la proliferación de manera indiscriminada y en muchos casos sin ninguna regulación, de cursos, seminarios, talleres, congresos y diplomados que se ofrecen a estudiantes y veterinarios en esta área. En muchos casos se les hace creer a los interesados que al tomar un curso de este tipo terminaran como especialistas en el área. Debido a que en estos cursos el criterio de selección es la paga de una cuota para inscripción y no se basa en una selección competitiva, estos cursos son conocidos en otras latitudes como Educación Continua. Son iniciativas para aprender nuevas técnicas y mantenerse actualizado con los avances en este campo. En muchos países estos cursos de Educación Continua son un requerimiento para poder mantener la licencia de veterinaria vigente. Y aunque es innegable que se aprende en estos cursos, es ilusorio pensar que alguien que ha tomado 2, 5 o 10 de estos cursos ha adquirido el mismo nivel de aprendizaje, conocimiento y habilidades técnicas que alguien que ha hecho rotaciones clínicas (que en términos generales van de 4 o 6 semanas a 6 meses) en una institución de educación superior o un zoológico o acuario donde se practica medicina de alto nivel. Lo mismo aplica para alguien que ha hecho un internado (normalmente con duración de un año) y / o una residencia en medicina de animales de zoológico que consta de 3 o más años de entrenamiento bajo una tutoría muy estricta y donde la permanencia en el programa depende del nivel mostrado durante el 1er año.

Aquí vale la pena enfatizar que la medicina de zoológicos, al igual que la medicina de humanos y otras especies, es una disciplina donde la práctica diaria y la evaluación continua por parte de un mentor, junto con la lectura de libros de referencia y revistas científicas especializadas son primordiales para el desarrollo profesional de un individuo. Es por esto que los médicos humanos tienen que llevar a cabo una residencia de manera obligatoria para poder llegar a ser un especialista. Para estos colegas las residencias tienen una duración de 3 a 8 años dependiendo de la especialidad. Es cierto que sería imposible que todos los clínicos de zoológicos realizaran una residencia, simplemente no hay tal número de programas; también es cierto que no es la única manera de convertirse en un buen clínico; pero en términos generales es importante contar con un tutor o mentor que, dentro o fuera de un programa de residencia, nos guie y a la vez nos exija, que nos haga ver nuestros aciertos, pero también nuestros errores y nos indique que literatura consultar, a quien contactar, como mejorar. De otra manera en muchos casos seguimos perpetuando las falencias que aprendimos todos cuando empezamos a trabajar y en muchos casos estas falencias se transmiten de generación en generación. Siempre he dicho que saber hacer un procedimiento, no necesariamente significa hacerlo bien.

Por lo mismo, es importante mencionar que cuando hablemos de programas de Educación Continua y postgrado se necesita una estandarización de criterios. En muchos países de América Latina no existe una unificación de criterios en cuanto a la duración u objetivos de rotaciones clínicas o internados por ejemplo; las rotaciones clínicas en muchos casos se conocen como internados aunque a veces duren 2 semanas o menos. En muchas ocasiones estas rotaciones no son del mayor beneficio de los estudiantes ya que en ocasiones se usan más para obtener ayuda de manera gratuita en el área de veterinaria que como un programa de capacitación/educación enfocado específicamente al entrenamiento veterinario. Como mencione anteriormente, muchas veces estos programas sirven únicamente para perpetuar falencias. Para empezar me parece importante la distinción de programas de Educación Continua vs programas de especialización; así como tomar un curso no equivaldría a cursar una maestría o un doctorado; el tomar uno de estos cursos (o más de uno) de Educación Continua no puede ser considerado un equivalente de una educación/entrenamiento más formal donde el criterio de selección no es económico sino basado en méritos, antecedentes académicos y un interés demostrado en el campo.

Oportunidades de post-grado en medicina de fauna silvestre después de terminada la carrera

Las oportunidades de post-grado en el campo de medicina de zoológicos son reducidas en América Latina; hay pocos programas estructurados y respaldados por instituciones de educación superior. Con excepción de Brasil, las residencias o internados en zoológicos se limitan al programa de especialización y residencia en medicina de zoológicos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Existe la opción de tratar de hacer rotaciones clínicas, internado o residencia en el extranjero, pero en muchos casos la falta de licencia veterinaria, el desconocimiento del lenguaje y la dificultad de obtener fondos complica esta opción. Es importante que las instituciones de educación superior tomen un papel más relevante en la educación formal de especialización de los estudiantes y veterinarios graduados que se quieren especializar en esta área. Es claro que no todos los estudiantes a los que les gusta la fauna silvestre terminaran trabajando en este campo pero es importante proveerles con las herramientas para, de alguna manera, guiarlos en este trayecto y ponerlos en la mejor posición para no solamente tratar de obtener un puesto de trabajo sino desarrollarse de manera profesional al punto que ellos se vuelvan mentores de las nuevas generaciones. Así mismo, es importante que las nuevas generaciones no se dejen desalentar cuando las oportunidades parecen inexistentes o las posibilidades de desarrollo parecen escasas. La persistencia es la clave del éxito. Mi tutor, el Dr. Mitchell Bush, uno de los padres de la medicina de zoológicos en USA me solía decir: “If it was easy, everyone would do it” (Si fuera fácil, todo el mundo lo haría).

De igual manera, es relevante que los colegas que han tenido oportunidad de llevar a cabo una rotación clínica, internado o residencia en medicina de zoológico vuelvan a su país de origen y transmitan los conocimientos, y técnicas aprendidas a otros veterinarios. Desgraciadamente, en un número importante de casos esto no llega a suceder. La persona se queda en el país donde se entrenó y no hay una transferencia directa de conocimientos (el autor se incluye dentro de este grupo de autoexiliados). El impacto en el nivel profesional cuando los colegas regresan a su país de origen se ve claramente reflejado en un área cercana a la medicina de zoológicos: Medicina de animales silvestres in situ. Un ejemplo que me llega a la cabeza es el número de veterinarios chilenos y mexicanos de fauna silvestre en vida libre que han regresado a su país y han contribuido de una manera significativa no solo al crecimiento sino al mejoramiento del nivel de este campo en estos dos países. En el caso de la medicina de zoológicos, no es raro que un colega que regresa a su país de origen termine dedicándose a otra rama que no es la medicina de animales silvestres. ¿Por qué sucede esto?

Oportunidades de trabajo

¿Qué sucede con los colegas que han invertido tiempo, dinero y esfuerzo para elevar su nivel? Ya sea viajando a otras latitudes para rotar en zoológicos, acuarios o universidades, o que han hecho el esfuerzo para presentar sus trabajos en conferencias profesionales de alto nivel y han hecho post-grados; ¿qué pasa con los colegas que han invertido los recursos, tanto económicos como de tiempo, para tomar cursos de Educación Continua? ¿Existen las oportunidades adecuadas para ellos? Tristemente la respuesta parece ser no o en el mejor de los casos son oportunidades muy escasas. La pregunta del millón es: ¿Por qué?

Este cuestionamiento nos lleva a preguntas duras que debemos hacernos como individuos, como profesionales, como gremio y como instituciones: ¿Estamos debidamente capacitados para exigir un mejor trato y salario como profesionales que somos? ¿Existe un interés de parte de los dueños, directores y administradores de zoológicos y acuarios de contar con un equipo veterinario altamente capacitado? ¿Hay interés de proveer una compensación económica para la gente que se ha preparado de diferente manera? ¿O es más fácil y económico, contratar a un colega recién graduado con muchas ganas pero aun “verde”, con poca o ninguna capacitación? ¿Ven los administradores las ventajas de tener un equipo veterinario altamente capacitado? ¿Hemos, como veterinarios, demostrado que a largo plazo es conveniente desde el punto de vista costo-beneficio el tener veterinarios altamente capacitados? Por ejemplo, y en términos económicos fríos, el remplazar un animal valioso que ha fallecido es posiblemente más costoso que el invertir fondos en la preparación y capacitación del staff veterinario. ¿Una vez que hemos obtenido el puesto que deseamos tomamos un papel de liderazgo en nuestro campo? ¿Nos seguimos capacitando o seguimos practicando la medicina de hace 10 o 15 años? ¿Exigimos los implementos y equipos necesarios para llevar a cabo nuestro trabajo de una mejor manera? ¿Qué estamos haciendo para demostrar nuestra valía como profesionales altamente capacitados?, ¿Publicamos en revistas científicas?, ¿hacemos investigación clínica? ¿Estamos ayudando a poner el nombre de la institución en alto?

Es claro que la problemática es compleja y que al final tenemos más preguntas que respuestas. Todas estas son preguntas que cada uno de nosotros tenemos que preguntarnos y de la misma forma cada institución deberá hacerse de manera interna. Esta es un problemática que, desde mi punto de vista, deberá de resolverse institucionalmente y después regionalmente. Asociaciones de zoológicos y acuarios, ya sean regionales como ALPZA (América Latina), nacionales como lo son ACOPAZOA (Colombia), AEZA (Ecuador), AZARA (Argentina), AZCARM (México), AVZA (Venezuela, SZB (Brasil) o incluso estaduales como SPZ (Estado de São Paulo) y otras así como las instituciones de educación superior deberán de jugar un papel primordial en la transformación que debe de ocurrir en la medicina de zoológicos en América Latina. Sin un apoyo institucional será difícil que el impacto individual se vea reflejado a nivel gremial.

Carlos R. Sánchez es un Veterinario Mexicano-colombiano graduado de la Facultad de Veterinaria de la UNAM (Universidad Autónoma de México). Trabajo en el Zoológico de Chapultepec de la Ciudad de México por 5 años antes de recibir una beca “ODA” del gobierno británico para estudiar la Maestría en Salud de Animales Silvestres en el Royal Veterinary College. En el 2000 se convirtió en el 1er veterinario Latinoamericano en ser aceptado en una residencia de medicina de zoológicos en los Estados Unidos. En el 2003 termino su residencia en el prestigioso Smithsonian National Zoological Park en Washington, D.C donde permaneció otros 7 años como veterinario clínico. Actualmente, Carlos es co-fundador y moderador de Latinvets y veterinario principal del Zoológico de Fort Worth en Texas, USA.

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